Alberto Galindo es uno de los encargados de la decoración en honor de la Virgen del Carmen.
Alberto Galindo es uno de los encargados de la decoración en honor de la Virgen del Carmen.
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Cristian Mercado

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Los fieles “obreros” que organizan la fiesta de la Virgen del Carmen

Frailes y laicos de la parroquia en el barrio Prado, piden que celebración esté alejada de música estridente y licor. Lista programación para mañana 16 de julio.

Una voz melodiosa que canta música mariana acompañada de las notas de un piano, se escuchaba a las 10 y 30 de la mañana del martes en el interior de la Parroquia de la Virgen del Carmen, en el barrio El Prado.

A esa hora se concentraban en la iglesia de la comunidad de capuchinos, el ejército completo de “obreros” que en cada celebración se encarga de ultimar hasta el más mínimo detalle de la fiesta religiosa.

“Virgen del Carmen y reina

Santa María Madre de Dios

A tus pies vengo a rendirme

A clamarte por mi país”

La canción es del barranquillero Fredy Córdoba, y la entona Julio César Lozano, administrador de empresas y músico de 63 años, que desde los 13 hace parte de la comunidad de la parroquia.

Julio César Lozano es el pianista y cantante de la parroquia a la que ingresó desde los 13 años.

Y mientras ensaya las melodías previo a la celebración de la fiesta de la Virgen del Carmen, a su alrededor se mueven a ritmo acelerado decoradores, electricistas y carpinteros que hacen parte de los comités de fieles que llevan décadas sirviendo a los actos de preparación de la fiesta a María santísima.

Son grupos de laicos que trabajan todo el año con la parroquia y organizan cada detalle como apoyo a los frailes de la comunidad de capuchinos.

Dagoberto Cantillo Manotas, que de sus 42 años completa 29 cargando a la Virgen en cada procesión, lo resume en una frase: “Somos una familia, aquí hay hermandad, le debemos mucho a la virgen, somos bendecidos. La parroquia es nuestro segundo hogar”, dice emocionado.

Dagoberto Cantillo y Vicente Rivera, fieles servidores de la Virgen del Carmen.

Para bromear por la contextura de Cantillo, abogado de profesión, Vicente Rivera Gutiérrez, quien tiene más de 35 años sirviéndole también a la parroquia, recomienda con una sonrisa enorme: “Dígale el niño grande."

Muy cerca del diálogo, Margarita Volpe Frieri y Rocío Márquez De Ávila, comprometidas desde hace más de 30 años con la iglesia, ultiman los detalles de la organización en la que participan 200 personas.

En diálogo con Zona Cero, las dos confiesan que se sienten muy emocionadas porque después de dos años vuelven los actos oficiales de manera presencial, con aforo del 100%.

Queremos contagiar a todos del fervor a la Santísima Virgen. La novena está enmarcada en la sinodalidad que es lo que el Papa le está pidiendo a la Iglesia católica como sinónimo de solidaridad en cabeza de María, la madre de Jesús”, señala Margarita, administradora de empresas.

La programación de este sábado 16 de julio comienza a las 4 a.m con la caravana que parte de la iglesia del Carmen y recorre las calles de los barrios Boston y Prado.

Rocío Márquez y Margarita Volpe, laicos comprometidos de la parroquia.

Al regreso, el rezo del Santo Rosario, y de 7 a.m. a 12 del día hay eucaristías cada hora, con la bendición de los vehículos.

A las 3 p.m vuelven a rezar el Santo Rosario, a las 4 p.m. hay otra procesión, y al regreso la solemne y tradicional misa campal en la plazoleta frente a la iglesia, a cargo del arzobispo de Barranquilla monseñor Pablo Salas.

La arquitecta Rocío Márquez De Ávila, vinculada a la parroquia desde 1979, dice que la devoción por María la heredó de su mamá Sofía De Ávila de Márquez, que siempre quiso tener una vivienda cerca de la iglesia, lo que ocurrió cuando se mudaron a la calle 59 entre carreras 45 y 47.

Las dos coinciden con el padre Alfonso Miranda cuando se refiere a que la celebración debe ser con mucha devoción y fe.

No es el jolgorio, ni música estridente ni licor. Eso no lo quiere María. Es un gozo santo y divino que ella nos enseñó. Que sea un jolgorio, pero con devoción”.

También recuerdan al párroco Pedro Claver (fallecido) que hace 16 años comenzó una campaña para desterrar la rumba y la ingesta de licor en los alrededores de la parroquia y la plazoleta como ocurría en los setenta, ochenta y novena en la mal llamada "Bonanza marimbera".

Alfonso Miranda, sacerdote de los capuchinos

“Recogió firmas y logró erradicarla de acá. Quería ver la plaza en silencio y lo logró porque además cada 16 de julio ponía música mariana todo el día”, añaden.

El padre Miranda asegura que en promedio unos 15.000 feligreses acudirán durante todo el día a la programación de la parroquia.

“La gente busca espiritualidad porque somos la única parroquia que celebramos sin fiesta, sin pachanga. Con la rumba se pierde el sentido de la devoción”, afirma.

“Virgen del Carmen y reina

Santa María Madre de Dios

A tus pies vengo a rendirme

A clamarte por mi país”

Se escucha a lo lejos a Julio César Lozano. Lo hace con la misma emoción y fe que a sus 13 años cuando ingresó al coro de la Iglesia de Carmen.

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